En
las últimas semanas hemos visto y leido noticias sobre los problemas de los
servicios de urgencias de los hospitales y los vecinos de Barcelona hemos denunciado
la acumulación de pacientes que en condiciones que hemos calificado de
indignas, esperan un ingreso más de 5 días en algunos casos. Es un problema que existía antes de los recortes pero que éstos han agravado. Muchas
voces insisten en que el problema es fundamentalmente debido a una
gestión que no responde adecuadamente a las necesidades de la población
en el momento presente. Hemos
seguido con un modelo de gestión sanitaria que prioriza la atención
hospitalaria y no tiene suficientemente en cuenta unos cambios
progresivos en la demografía y en los tipos de enfermedades a las que prestar
atención sanitaria. Asistimos al aumento del número de población de más de 70 años y la elevación del número de afecciones crónicas. Para este cambio se precisa una orientación de los servicios
sanitarios que además de corroborar el diagnóstico tenga en cuenta la
particularidad de la evolución de cada enfermo y su entorno.Tenemos
a mano en la Atención Primaria (AP) y los Servicios Sociales un buen
instrumento para encarar estas necesidades de forma eficiente. Se dan cifras de que las Urgencias se podrían reducir un 30% con servicios a domicilio, sanitarios y sociales. Cifras
que apoya una persona tan acreditada en la gestión sanitaria como el
ex-consejero de Salud del País Vasco, Rafael Bengoa. Sin
intención de quitarle valor a la reforma de la AP propiciada por las
Leyes de sanidad del Estado en el año 85 y en Cataluña el 90, la reforma
no ha llegado a completarse nunca. Partimos de una situación deficitaria de la AP donde la integración con el hospital y la comunidad no se ha abordado. Esta situación sumada a
los recortes que han afectado proporcionalmente más a la AP (en Cataluña, 20% menos del
presupuesto, 3.000 profesionales menos y 60 servicios de atención
continuada cerrados) que en la hospitalaria (8% menos en el presupuesto) impiden
los beneficios de una atención continuada ligada a la comunidad. Con la crisis de las urgencias se ha manifestado más claramente el
error de supeditar la AP al desarrollo de la medicina hospitalaria tanto
desde el punto de vista asistencial como en la formación y la
investigación.Es
necesario un cambio de orientación de la política sanitaria hacia la
integración de todos los servicios alrededor del paciente y la atención
comunitaria con servicios sanitarios y sociales trabajando
coordinadamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario